Me vienen a la memoria las imágenes de mi
infancia y la radio de mi madre. Aquel
aparato pequeño, de color verde manzana que mi padre le trajo de Alemania en
1965. Las vecinas se reunían con ella para escuchar las radionovelas, y los
hombres, al anochecer, querían escuchar El parte.
Mi abuela Ana también tenía su tesoro, de
color marfil, del tamaño de una caja de zapatos, muy moderno, comparado con los de la época.
A mí me criaron en unos tiempos donde la radio tenía un valor reverencial. Medio siglo después sigo valorando todos esos recuerdos y quiero compartir contigo un poquito de la magia que ejerce LA RADIO.
A mí me criaron en unos tiempos donde la radio tenía un valor reverencial. Medio siglo después sigo valorando todos esos recuerdos y quiero compartir contigo un poquito de la magia que ejerce LA RADIO.